Mil millones. Una cifra que vamos a tomar como referencia para medir lo rápido que evoluciona todo.
- Hace Mil Millones de HORAS apareció el Homo Sapiens
- Hace Mil Millones de MINUTOS comenzó la era cristiana
- Hace Mil Millones de SEGUNDOS nació el primer PC IBM
- ¿Sabéis cuanto tiempo ha pasado entre los últimos Mil Millones de búsquedas en Google? 4 horas
Según un informe de Cisco Conect elaborado allá por 2015, el 90% de los datos mundiales se habían generado en los dos últimos años. El famoso «Internet de las cosas» tiene como consecuencia la generación continua de datos de forma masiva. Vamos hacia una era donde no habrá cosas conectadas, sino que todo estará conectado: teléfonos móviles, relojes, electrodomésticos, coches, ropa.
Si una imagen vale más que mil palabras. Esta puede ser un buen ejemplo
El tiempo de de las ventajas competitivas duraderas se ha acabado, los modelos de negocio evolucionan a un ritmo vertiginoso. Empresas que nacen hoy, pueden convertirse en unicornios en unos pocos años. Los mismos años en lo que pueden desaparecer.
En la jerga empresarial, se conoce por unicornios a aquellas empresas que en su etapa inicial alcanzan una valoración de 1.000 millones de dólares. Sólo con echar un vistazo a los últimos años, nos hacemos una idea de lo rápido que va todo.
Y yo me pregunto, ¿tiene sentido marcarse objetivos a medio plazo en nuestras empresas? ¿sirve para algo una proyección financiera a un plazo de más de 5 años?
Quizás el secreto del éxito ya no está tanto en crear una gran ventaja competitiva sino en mantenerse continuamente evolucionando, reinventándose.
Vamos a valorar más la capacidad de adaptación que el conocimiento. Sir Ken Robinson escribía lo siguiente en su libro el Elemento cuando hablaba de la gente de éxito:
Encontraron aquello para lo que estaban hechos e invirtieron un tiempo y un esfuerzo considerables para dominar los cambios en estas profesiones. Si mañana el mundo se volviera del revés, descubrirían la forma de utilizar sus habilidades para acomodarse a estos cambios. Tienen una comprensión orgánica de cómo adaptar sus aptitudes a un nuevo entorno.
Empezando por la educación en colegios y universidades, y acabando por las estructuras y formas de gestión de nuestras empresas, debemos cambiar el enfoque. Debemos trabajar habilidades que potencien el ingenio, la improvisación, la adaptación, la toma rápida de decisiones. Cómo nos decía Emilio Duró hace unos días en una ponencia, no tiene sentido que los niños pasen tantas horas memorizando unos conocimientos pensados para trabajos que en unos años quizás no existan o que desarrollarán unas maquinas.
«Si lo único seguro es el cambio, nuestra capacidad de cambiar es nuestra mejor arma»
Francisco Alcaide