Acabando el 2020, toca hacer balance sobre los resultados del año en Pinatar Arena Real Estate. Y me alegra observar, que el verano ha sido el mejor en la serie histórica en cuanto a número de ventas.
Estos resultados, me llenan de alegría y de orgullo, pero no me permito bajar la guardia, porque hay muchos factores sociales, legales y económicos que están cambiando y que debemos analizar para no sufrir a medio plazo.
Nosotros comercializamos principalmente segunda residencial. Y una de las consecuencias post-confinamiento ha sido un alto porcentaje de compra muy emocional, de familias que han decidido no posponer más la compra de la casa en la playa, del sueño de toda la vida, y han dado un paso adelante. Esto ha ocurrido tanto con clientes nacionales como internacionales (pese a todas las restricciones de movimiento).
Pero a corto plazo puede haber grandes cambios. Empezando por el Brexit, que si sigue la ruta marcada, se ejecutará el próximo 1 de Enero.
Para que entendamos la importancia del nuevo escenario, vamos a analizar algunas cifras sobre el mercado de vivienda residencial.
Cuando observamos el aumento de la población en España durante los últimos 20 años, nos encontramos con Murcia, Alicante y Valencia entre las principales provincias, con crecimientos por encima del 30%. Y esto se debe en gran parte al turismo residencial, es decir, compradores extranjeros que adquieren su segunda residencia en España.
Y si entramos en el detalle de la Región de Murcia, observamos que el 20% de las compraventas anuales son a mano de clientes internacionales. Y a su vez, el mercado británico representa más del 35 %. En resumen, los clientes británicos son una gran fuente de negocio para nuestro sector.
Pues resulta que hay un aspecto que parece que a nadie le importa, y es que nuestra zona (parte de la costa de Murcia y Costa Blanca), según una ley de 1975, se considera de afección militar. ¿Y esto que implica? Que aquellos ciudadanos no comunitarios (próximamente también los británicos) que deseen adquirir una propiedad aquí, necesitan un permiso expedido por el Ministerio de Defensa, que en muchas ocasiones, tarda hasta 6 meses.
Si a la depreciación de la libra, la incertidumbre y las restricciones de movilidad, le sumamos más burocracia, al final mataremos a la gallina de los huevos de oro.
Tenemos parlamentarios en Europa y diplomacia internacional que representa un gasto importante para los españoles. Ellos están para mediar en estos temas y buscar soluciones.
Esperemos, sean capaces de negociar lo antes posible un marco regulatorio como tienen otros paises como Suiza o Noruega, porque de lo contrario, nuestra economía que depende en gran parte del turismo y del sector inmobiliario, lo pagará muy caro