Aún recuerdo una brillante ponencia de Curro Ávalos en el congreso de Renovación Inmobiliaria de 2019, titulada, «no trates de motivar a los desmotivados». Debo admitir que lo que Curro nos contó aquel día cambió mi punto de vista sobre como gestionar la motivación de equipos.

Desde entonces, he intentado aprender sobre lo que realmente nos motiva. Y es que la época industrial, donde una simple recompensa económica servía para aumentar la producción, quedó atrás hace mucho tiempo.

Un estímulo externo, de tipo económico, puede surgir efecto a corto plazo, pero este efecto acaba pasando. Es más, numerosos estudios han llegado a la conclusión de que son contraproducentes a largo plazo. Este tipo de recompensas (motivación 2.0), obligan a ceder cierto grado de autonomía, estrechan nuestro enfoque y creatividad, y en algunos casos, pueden abocar en conductas poco éticas que buscan sólo los resultados que genera la recompensa prometida. Cuando se toma el camino menos noble, la cooperación desparece. Y lo que es más peligroso, es adictivo. Siempre querremos más

Estamos ante un claro cambio de paradigma. Un cambio donde la motivación intrínseca (motivación 3.0) ha llegado para quedarse. Una motivación basada en el aprendizaje, en el camino hacia una ruta más elevada, en la autorrealización.

La motivación 3.0 se basa en tres pilares:

  • Autonomía
  • Dominio
  • Fin

Si hablamos de autonomía, hablamos de autonomía sobre la tarea, el tiempo, la técnica y el equipo. Nos gusta, en la medida de lo posible, hacer aquellas tareas que más nos atraen. Esto no es siempre posible, pero si que podemos darle cierta libertad a nuestros equipos para que trabajen en lo que más les interesa. Nos gusta poder administrar nuestro tiempo, adaptarlo a nuestras necesidades familiares y sociales. Una persona rinde más cuando su tiempo se lo administra uno mismo. Nos gusta poder tomar decisiones sobre como hacer las cosas, no sentirnos encorsetados. Y nos gusta poder elegir con que equipo de personas rodearnos.

El dominio es otra de las principales fuentes de motivación. Aspirar a dominar una faceta laboral, el hecho de intentar ser mejor cada día en nuestro trabajo hace que nos levantemos cada día con un claro objetivo en mente. El esfuerzo es una de las cosas que dan significado a la vida: la felicidad está más en la búsqueda que en el logro.

"El deseo de hace algo porque 
crees que es altamente satisfactorio 
y un desafío personal inspira los 
niveles máximos de creatividad, ya sea 
en las artes, ciencias o negocios."
TERESA AMABILE

Y el tercer pilar, y no menos importante que los dos anteriores, es el fin. Aquellas personas mas profundamente involucradas con su trabajo son aquellas que asocian sus deseos a una causa más importante que ellos mismos. Pasamos de una motivación centrada en optimizar beneficios a una motivación centrada en la optimización de la finalidad. La correlación entre dinero y felicidad es débil. La satisfacción no depende meramente de tener objetivos, sino que sean los adecuados.

Una sociedad sana o una organización de 
negocios saludable empieza con una 
finalidad y considera el beneficio económico
como un medio para avanzar hacia ese fin,
como un feliz derivado de su logro.

En resumen, más allá de nuestro salario (debe cumplir con el mínimo adecuado), el secreto de nuestro rendimiento se encuentra en la capacidad de poder dirigir nuestras vidas, de aumentar nuestras capacidades y de vivir la vida con un propósito elevado.

Publicado por Toni Garcia

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