Cómo en cada crisis económica, es fácil ver a nuevos gurús del sector inmobiliario usar su bola de cristal para predecir como se va a comportar el mercado.
No sé si es sensación mía o simplemente es que recibo demasiada información relacionada con mi trabajo, pero en las últimas fechas cada vez hay más valientes que se atreven a plasmar negro sobre blanco lo que consideran que será la evolución del precio de la vivienda.
Es lo que tiene el papel, que lo soporta todo.
Me parece lícito que haya intrépidos capaces de vaticinar como se va a comportar el mercado, incluso que sean capaces de dar cifras. Pero si van a dar ese paso, hay que exigir rigor. Si afirmas que el precio va a bajar un 1, un 5 o un 50%, habrá que aclarar con respecto a que. Habrá que decir variables y periodos de referencia.
No será lo mismo que baje el precio un porcentaje con respecto a las ventas del trimestre anterior, del año anterior o simplemente con respecto al precio en el que se encuentran anunciadas, que por cierto, según Ferran Font (pisos.com) suele encontrarse de media un 25-30% por encima del precio final de venta.
Que cada uno ponga en el muro de sus redes sociales su quiniela particular lo puedo llegar a entender, pero mas preocupación me genera artículos de prensa económica, con mensajes sensacionalistas y que en muchos casos ni si quiera van firmados por ningún autor.
La repercusión en los mercados por artículos con mensajes apocalípticos es grande. «El precio de la vivienda va a bajar un 25%», «El mercado inmobiliario se prepara para una nueva crisis», etc.
Fácilmente nos podemos encontrar imágenes de este tipo, dos artículos, uno detrás de otro, con mensajes completamente opuestos.
Conozco a grandes profesionales del sector, de todas partes de España y con muchas batallas vividas. Y el resumen de sus opiniones es que nadie sabe exactamente como va a evolucionar el mercado.
Es una situación completamente nueva, donde no es tanto una crisis económica, sino una crisis sanitaria que está causando inestabilidad en la economía. Hay muchos factores nuevos que hacen que el comportamiento de los consumidores no sea fácilmente analizado por los cuadros macroeconómicos.
Si aumenta el paro como es previsible y se resiente el bolsillos de las familias, tendrá consecuencias directas sobre el consumo, eso es obvio. Pero hay variables que aun no conocemos, como las ayudas que deben llegar desde la UE que tendrán gran peso.
Y no olvidemos variables que van más allá de lo tangible.
Pensemos en el miedo, el miedo que ha sentido la gente sintiéndose frágil ante una enfermedad que no hace distinciones por clase social, raza o cantidad de depósitos en el banco. El miedo puede ser un detonante para que la gente consuma, para permitirse esos caprichos que no hacía antes, para disfrutar de sus ahorros en lo que para muchos es su sueño: su nueva vivienda.
De lo único que no tengo dudas es que sea cual sea el escenario que nos encontremos, los profesionales inmobiliarios estaremos listos para afrontar el reto
Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas – Bertrand Russel
Muy buen artículo Toni sobre todo porque está escrito desde la sensatez y la honestidad que tanta falta hacen en nuestro sector.
Vivimos rodeados de gurús catastrofistas y hace falta más seriedad y prudencia a la hora de realizar ese tipo de afirmaciones.
Totalmente de acuerdo contigo, Toni.
Cuando hablas de la importancia de saber en referencia a qué período se están comparando los datos de las previsiones, permíteme apuntar que también es relevante indicar a qué zonas se refieren, pues generalizar en la evolución del precio de la vivienda (tomando la media de España), no es provechoso en absoluto. Bien sabemos todos que la «situación» de una vivienda es un factor clave a la hora de determinar su precio (de hecho, en una población costera, una vivienda situada en primera línea y con vistas puede ser un 30% más cara que otra que diste 500 m del mar aunque tenga las mismas características; no digamos si comparamos una vivienda de primera residencia situada a 100 km de la costa con esa misma de primera línea y vistas frontales al mar, por ejemplo).
Por otro lado, los medios de comunicación que publican ese tipo de «previsiones» sin rigor, sin contrastarlas ni justificarlas con datos, son muy imprudentes y, bajo mi punto de vista, pierden la objetividad y credibilidad que debería manar de sus fuentes.
Gracias por haber tocado este tema tan interesante. Ojalá las estadísticas se rigieran más por eso, por la estadística, las matemáticas, y no se contaminara por la opinión y los sesgos o intereses de algunos.
Así es. La oferta inmobiliaria está muy atomizada y podemos encontrarnos con dos zonas a pocos km de distancia con tendencias completamente opuestas en la evolución de los precios.
Por eso, hace falta más rigor a la hora de hacer predicciones, porque los mensajes que se envían tienen gran repercusión en los consumidores.